El prehistórico pintaba el lugar donde vivía, el niño traza sus primeros garabatos donde le parece, el artista dispone de medios y disciplinas variados en los que expresar ese temblor único que es la belleza.
Como el cavernícola, también el urbanícola necesita salir de si y mostrarse en las cotidianas paredes de su territorio.
Trazos, pinceladas, imágenes que a lo largo de los siglos se transforman en letras y son capaces de conseguir el milagro de la poesía.









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